martes, 21 de marzo de 2023

Sobre Hobsbawm y el corto siglo XX

 

Eric Hobsbawm identifica y describe detenidamente el periodo 1914-1991, al cual llama el corto siglo veinte, como una etapa histórica coherente (Historia del siglo XX, 1914-1991 -Age of extremes. The short twentieth century-, Barcelona, Crítica, 1995). En una difícil síntesis..., el historiador inglés se aproxima a la grandeza y miseria del siglo (planteando) que nuestras (dificultades) actuales no son sino un producto de sus acontecimientos y sus tendencias. Desde esa perspectiva afronta nuestra capacidad o incapacidad para aprender de ese pasado.
El siglo corto es conceptualizado mediante una periodificación ...asociada a varias metáforas. La "era de las catástrofes" de 1914-1945, la "edad de oro" de 1945 a 1973 y el "derrumbamiento" de 1973-1991.

A pesar de las objeciones que podemos realizar a algunos enfoques de Hobsbawm debe reconocérsele el mérito intelectual que supone su brillante labor de síntesis, así como las numerosas aportaciones y algunas lúcidas interpretaciones que contiene. Por otra parte, esta obra constituye la culminación de una notable obra histórica, representada especialmente por la trilogía que componen Las revoluciones burguesas, La era del capitalismo y La era del imperio...

Aunque Hobsbawm ha sido un historiador marxista atípico, que ha mantenido algunas distancias respecto a la ortodoxia, su larga fidelidad al Partido Comunista de Gran Bretaña puede estar en la raíz de algunas de las sensaciones generacionales que transmite el autor ante el giro producido por las transformaciones anti-totalitarias del 89-91. Así parece totalmente sincero al señalar, que "las nociones morían, igual que los hombres: en el transcurso de medio siglo, él había visto derrumbarse, convertidas en polvo, varias generaciones de ideas" (p.181). Esa visión de hombre del siglo, resulta inseparable de esa vinculación a un marxismo que ha sido incapaz de dar cuenta de los procesos reales de cambio que se estaban desarrollando en el sistema mundial y a los auténticos procesos de mutación en marcha.

Desde el punto de vista crítico se percibe una clara insuficiencia en algunos útiles conceptuales y políticos empleados para analizar las corrientes profundas del siglo. En particular, sorprende el escaso protagonismo que concede al desarrollo de las instituciones democráticas-electorales como rasgo histórico específico posterior a 1945, así como la negativa a la utilización del concepto de totalitarismo respecto a las experiencias de corte estalinista. Tales limitaciones pueden estar relacionadas, como ha señalado Michael Mann (New Left Review, nº 214) con el hecho de que el gran ausente del libro de Hobsbawm es la evolución del pensamiento social contemporáneo, especialmente en términos de teoría política y sociológica, lo cual contrasta con la atención prestada al desarrollo de las culturas y a la ciencia dura (...)

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